Pomodoro: Una técnica de estudio con nombre de tomate

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La Técnica Pomodoro mejora la productividad y aumenta la concentración. En Kdoce te contamos cómo implementarlo en el aula de clases o el trabajo.

El tiempo es uno de los factores determinantes en la buena cocina. Un arroz pasado de cocción pierde su sabor y contextura, pero un pez globo que esté crudo es mortal. Por eso los minuteros y temporizadores abundan en los fogones. Fue justamente un cronómetro en forma de tomate lo que en los años 80 inspiró al entonces estudiante Franceso Cirillo para mejorar sus hábitos de estudio.

Usando este dispositivo, Cirillo concluyó que si dividía su trabajo en periodos cortos tenía más facilidad para concentrarse, lo que le permitía terminar sus actividades en menos tiempo y sin cansancio mental. Este método consiste en desarrollar una tarea durante 25 minutos seguidos, sin interrupciones ni distracciones, y después tomar una pausa de cinco minutos. Cada vez que se termine uno de estos intervalos se marca una X para seguir el progreso y se registra el número de veces que la persona estuvo tentada a suspender su trabajo o a procrastinar. Cuando se completan cuatro periodos de trabajo, es decir 100 minutos, el descanso debe ser de 15 a 20 minutos.

La función del minutero en forma de tomate era avisarle a Cirillo cuando estos tiempos concluían. Era su cronómetro personal. Por eso la técnica adoptó su nombre: Pomodoro, que la palabra para tomate en italiano. De hecho, cada periodo de 25 minutos es denominado un pomodoro. Según el portal Life Hack , este es un método para aprender a manejar el tiempo y mantener la máxima concentración sobre una tarea. Las pausas permiten que el cerebro esté fresco y enfocado.

El blog 52 Weeks of Habits  explica que en los descansos se debe realizar cualquier actividad diferente al trabajo desarrollado en el periodo anterior. Eso sí, siempre y cuando durante los 25 minutos no haya habido lugar a distracciones ni procrastinación. Si esto ocurre el pomodoro no vale y hay que empezar de nuevo. 52 Weeks of Habits agrega que al dividir toda la carga de trabajo en pequeños intervalos  de trabajo, las tareas pueden completarse en menor tiempo. “Las actividades que en un principio se pensó tomarían días enteros para completarse, pueden ser terminadas en unos pocos pomodoros, si se mantiene la voluntad de no distraerse”, afirma el portal.

Los periodos de descanso se pueden dedicar a revisar a Facebook o Twitter, moverse del lugar de trabajo o entrar al baño. Incluso ir por un café o refrigerio para evitar el hambre en el siguiente pomodoro. La página oficial de este método ofrece  algunas opciones para realizar en las pausas como organizar el escritorio, hacer un recuento de las tareas pendientes o realizar breves ejercicios de estiramiento en el cuello y las manos. Además, recomienda que a lo largo de la pausa se eviten actividades que impliquen esfuerzo intelectual o tarden más de cinco minutos.

Una de las grandes ventajas de esta técnica, añade el portal Life Hack, es que para implementarla solo se necesita voluntad. No hace falta tener el cronómetro en forma de tomate; existen aplicaciones para tablets, computadores y celulares, tanto en Android  como en Apple .

Sin embargo, el éxito de esta metodología tiene sus detractores, pues no a todo el mundo le funciona. Para una persona a la que se facilite ajustarse a una lista de tareas resulta ideal. Por ejemplo, la periodista Sue Shellenbarger del diario The Wall Street Journal probó  varias técnicas de concentración y el método Pomodoro le permitió ser consciente de que interrumpía su trabajo varias veces. También le ayudó a manejar la ansiedad y a ser más eficiente.

En la otra orilla, el creador del blog Entusiasmado.com recopiló  ocho razones para no usar esta técnica, entre ellas que es difícil aplicarla a un entorno de trabajo donde hay constante interacción con otras personas. Mario Fucso, del portal InfoQ, sostuvo  que usar la técnica implica una falta de profesionalismo: “¿confiaría en un abogado que emplee el método Pomodoro cuando está tratando de defenderlo? ¿Permitiría ser operado por un cirujano que necesita un cronómetro para concentrarse? En el fondo espero que el piloto de mi próximo viaje a otro continente sea capaz de estar atento las ocho horas de vuelo. Puedo estar concentrado en mi trabajo por horas y no necesito un tomate que me mantenga enfocado por tan solo 25 minutos”, escribió.

La única manera de saber si el método se adapta a las preferencias y necesidades personales y de estudio es probarlo.