La importancia de la evaluación como instrumento de aprendizaje

Marcela Domínguez

Encargada de Currículum y Contenidos de KDOCE. Licenciada en Literatura y Lengua Hispánicas, Educación y Profesora de Castellano. Especialista en evaluación.

Tradicionalmente, hemos asignado al proceso de evaluación un uso sumativo y de certificación, que si bien es necesario para la gestión pedagógica e institucional, indicándonos si los estudiantes saben, están aprendiendo, han aprendido o no; no nos aporta información más profunda sobre las formas y el alcance de los conocimientos y habilidades adquiridos en un determinado periodo de tiempo; al menos si miramos este proceso con la misma mirada tradicional que hemos ido transmitiendo en la práctica, debido a las exigencias institucionales y legales.

De la evaluación sumativa a la formativa:
¿Por qué es necesaria la transformación?

Entendemos por evaluación aquel proceso y suma de acciones intencionadas y sistemáticas de observación, identificación, recogida, análisis e interpretación de información relevante del proceso de enseñanza y aprendizaje; y es importante nunca perder de vista que lo que no se evalúa no se ve. Sin embargo, claramente también son importantes de evaluar o considerar los contextos, los modelos, la participación, la continuidad, y varios otros factores que, como docentes, sabemos que existen y que influyen para bien o para mal, en los que nuestros alumnos aprenden. En este sentido, podríamos decir que todo es factible de evaluación, pero nos alejaríamos del foco y la labor que como docentes nos corresponde.

Entonces, ¿Qué hacemos? ¿Cambiamos las formas de evaluar y buscamos otras distintas? Podría ser, pero todo docente sabe que él o ella mismos están evaluando todo el tiempo, que cada uno observa y registra, incluso cuando nadie sabe que lo hace, porque es parte de su mirada, de su estilo y de la forma en cómo conoce y se acerca a sus estudiantes, porque le interesa no solo conocerlo, sino especialmente, saber cómo aprende.

¿Y qué tal si mejoramos y profundizamos los instrumentos con los que ya contamos? ¡Claro, es al menos más asequible!

Del SIMCE y la PAES a la evaluación para el aprendizaje

No es la intención de esta reflexión el cuestionar prácticas, quehaceres o miradas acerca de la evaluación: todas tienen su espacio y momento en el acontecer pedagógico, pero sabemos que, históricamente hemos debido trabajar preparando a los estudiantes para evaluaciones estandarizadas, que han sido incluidas en el marco legal de la institucionalidad educativa. Y es que tanto el SIMCE como PAES nos ponen la exigencia de una preparación “extra”, porque en ellas se juegan intereses que impactan la vida tanto de los establecimientos como de los estudiantes. Parece absurdo volver sobre los mismos aprendizajes y temas con el solo propósito de obtener un resultado en puntajes que, por lo demás, pocos conocen cómo se obtienen o se leen. Y es justamente aquí donde está nuestro desafío, usar los instrumentos que tenemos muy a mano para hacer algo más, distinto, y que provoque un impacto en esas cifras, pero por sobre todo sobre los auténticos aprendizajes de los alumnos: la evaluación puede ser y es una herramienta potente de aprendizaje.

El rol de las plataformas de gestión educativa en la evaluación formativa

Esto es así, debido a la gran oferta de plataformas de gestión educativa con que hoy en día cuentan los colegios. Gracias a este recurso, los docentes no solo pueden contar con más tiempos para sus labores, evitando tareas de corrección, sino que estos tiempos, siempre valiosos, dedicarlos al análisis de los reportes generados, detectando errores posibles de aprendizaje sobre los que se puede trabajar puntualmente, además de trabajar y monitorear los remediales propuestos para cada aprendizaje descendido.

¿Cómo integrar la evaluación formativa en el día a día del aula?

Trabajar en el aula con cada evaluación también es una opción interesante y potente a la hora de usar estas herramientas de evaluación. De más está decir que cuando un estudiante sabe lo que se espera que aprenda y se compromete con ese aprendizaje, los resultados demuestran ser considerablemente mejores. El que un alumno sepa cuál es el objetivo de cada pregunta y la habilidad asociada o la tarea que debe realizar para establecer la respuesta, facilita su propio monitoreo, favorece su autoconciencia y responsabilidad y convierte algo que es un trámite muchas veces tedioso, en algo estimulante y significativo…. Todos sabemos que cuando hay compromiso y motivación involucrados, efectivamente, hay aprendizaje.

La evaluación formativa como pilar de la mejora educativa

Nuestro desafío como docentes es este. Usemos las herramientas de que disponemos, para dar un giro hacia una evaluación que sea generadora de aprendizajes.

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